martes, 22 de diciembre de 2015

Entrevista a Manuel Jesús Roldán Salgueiro.


1) ¿Cuál es su principal devoción?
Soy hermano de los Javieres, por herencia familiar,  y de Pasión, por devoción tardía. En ambas salgo de nazareno, desde hace treinta años junto al Cristo de las Almas y en los últimos años junto al Señor de Pasión. Obviamente son mis grandes referentes, a pesar de sus diferencias artísticas y patrimoniales. No es uno muy original, pero el Gran Poder y la Macarena serían mis otras grandes devociones, aunque no sea hermano de sus corporaciones.

2) ¿Cómo le llega la afición por nuestra Semana Santa y conocer su Historia?
Yo no lo catalogaría como afición. Se es aficionado al fútbol o a la petanca. Al estudiar Geografía e Historia me siento atrapado por la historia de la una ciudad que mamas desde pequeño, en los paseos con tus padres o de camino al instituto  San Isidoro, donde estudié. A la Semana Santa llega uno desde la memoria de la infancia, crece en recuerdos y experiencias, y luego se une con los  estudios universitarios de Arte e Historia. Una unión difícil porque hay que compaginar el necesario rigor histórico con algo absolutamente irracional como son los sentimientos que se mueven en torno a la Semana Santa. Algunos se sorprenden cuando ven a este historiador, defensor de la estética, de la historia y del patrimonio de siglos en una cofradía modesta como los Javieres. “¿De los Javieres?” Pues sí, como también lo soy de una hermandad que tiene al culmen del Barroco como titular en el Señor de Pasión. Era la idea de Núñez de Herrera de la imposibilidad de la Teología o de la Geometría en la Semana Santa de Sevilla. Y últimamente parecen proliferar los supuestos teólogos y matemáticos en el mundo de la Semana Santa: los que dicen donde está la verdad y dónde no, y los que sólo se dedican a contar, a medir, a hacer variaciones, permutaciones, series, integrales, estadísticas… Y ninguno estamos libres de caer en ello, pero la Semana Santa es más universal, ecuménica y poliédrica.   

3) ¿Cómo visualiza la Semana Santa? (Desde el punto histórico, analizando el interior y el exterior de las Cofradías).
Siempre he defendido que la Semana Santa no es más que el reflejo de la sociedad del momento. Como imitación o como reacción. Por eso es necesario estudiarla con perspectiva histórica y desde múltiples puntos de vista: lo devocional, lo social, lo artístico, lo estético, lo económico… Las tradiciones que algunos defienden a capa y espada son insignificantes en el tiempo en muchas ocasiones. En hermandades o imágenes de siglos, que vivieron revoluciones, cambios de reinado, guerras, invasiones, riadas, incendios provocados, epidemias de peste y mil y una calamidades, que se cambie el tocado de una Virgen, el andar de un paso o una banda de música; que se enfrenten dos candidaturas en plan político, que se dejen dos minutos en la Campana o que se cambie un vestidor son insignificancias históricas a las que se concede demasiado tiempo.
Pienso que en muchas ocasiones trasciende y se magnifica la cáscara externa de las hermandades en un tiempo en el que todo se ha sobredimensionado y donde todo es superfluo y dura lo que un tuit afortunado o un invitado de medio pelo en Sálvame: unos minutos efímeros de trending topic, de pretendida gloria mundana frente a la trascendencia histórica de las hermandades. Tampoco se suele conocer la versión anónima de las hermandades, que siempre es la mejor: la acción social, la asistencia a pie de calle, el mantenimiento de una historia de una devoción y de un patrimonio por seres anónimos, las personas fundamentales de las hermandades, las que tienen el antifaz puesto todo el año. 

4) ¿Cree que la Semana Santa necesita un cambio?
La Semana Santa es un ente vivo y como tal debe cambiar por sí sola. Los cambios externos siempre son mal recibido por ser ajenos: siempre quiso el poder cambiar desde fuera, el poder civil en forma de ilustración, nobleza, dictadura o democracia, el poder eclesial en forma de Arzobispado, párroco o Consejo de Cofradías. Para no morir de saturación creo que la Semana Santa actual debe podar más que extirpar: recortar excesos en todos los aspectos, desde la saturación informativa a todo aquello que es superfluo y que parece ser importante. No se puede colocar en el mismo nivel de importancia una restauración que el estreno de una marcha, el tuit de un consiliario tercero de preagrupación parroquial que una investigación histórica, el tono de color de la cortina superior de un besamanos que la presencia de la imagen que nos acerca a Dios… Los problemas de la Semana Santa no son externos, están en su interior, el uso de las hermandades como vehículos de postureo social, la superficialidad de su día a día, la mediocridad (fiel reflejo de la sociedad) de sus dirigentes, el absoluto sobredimensionamiento de carteles, salidas extraordinarias, coronaciones, pregones, traslados, vía crucis… Todo el mundo lo critica, todas las cofradías lo critican y al final, como en la famosa tertulia del Pali, todos acaban diciendo lo mismo: Cohones, pondetó…  Hasta el mismo Arzobispado, tan crítico, fomenta a su antojo concesiones y salidas extraordinarias para congraciarse con un fenómeno que no acaba de entender.

5) ¿Se está perdiendo el significado? ¿Nos puede el Folclore?
Ha habido crisis más graves en la Semana Santa. Piense en épocas donde la salida de la cofradía era algo extraordinario, o en pérdida de imágenes y enseres por incendios provocados o por asaltos de invasores extranjeros, en desapariciones de cofradías por falta de hermanos… La Semana santa siempre dio cobijo al creyente, al medio agnóstico y hasta al ateo, pero el problema actual es que está dando cobijo al friki,  el que memoriza doscientos solos de corneta sin tocarla, el que graba hasta el último detalle del besamanos sin fijarse en la Imagen, el que cangrejea de espaldas porque quiere ser visto más que ver, el que se cree alguien en instituciones donde el Todo deben ser las imágenes titulares, el medio de llegar a Dios, que es la Trascendencia, algo que es difícilmente compatible con la intrascendencia. El folklore es necesario, si no, estaríamos en la Semana Santa de la Cruz desnuda, del Vía Crucis piadoso o de la meditación cuaresmal, el frikismo es totalmente prescindible.

6) ¿Qué similitud/es podría llevar de la mano a la Semana Santa y a la Historia?
Todas. La Semana Santa es espejo de la historia y de la sociedad del momento. En la formación de los jóvenes actuales es fundamental el conocimiento de la historia para entender la sociedad y la Semana Santa actual, pero no como una simple acumulación de datos: Carrera sólo hay uno. Se trata de ver el pasado desde nuevas perspectivas para llevar a una comprensión. Así no caeríamos en los populismos actuales de la política fruto de una sociedad simplista, con eslóganes de 140 caracteres y demagogias de televisiones bananeras. Todo esta por hacer, nos decía el profesor Serrera en la Facultad. Todo está por escribir. Todo está por crear. Pero desde el conocimiento de lo pasado. Que nadie se crea vanguardista por innovar, que ya existió Rodríguez Ojeda o Mesa, que revolucionarios también se creyeron los que tiraron las murallas y que modernos se creyeron los que vendieron palios con bordados antiguos para sustituirlos por vulgaridades que no aportaban nada.

7) ¿El San Juan de los Javieres, bajo palio? ¿Qué piensa?
Una buena decisión. La defiendo desde hace muchos años. Una imagen de calidad, muy probablemente de Montes de Oca, del siglo XVIII. Además, compondrá bien en el paso de palio. Y debería ser una norma de actuación de las cofradías: pensar en el futuro y en los nuevos tiempos pero sin olvidar el pasado. Sorprende que en Sevilla haya imágenes de enorme calidad de siglos pasados y que estén olvidadas y llenas de polvo en sacristías y rincones, mientras muchos a inventar cofradías con tallas de dudosísimo gusto, sin la más mínima calidad estética. Es un signo de los tiempos. Ojalá otras hermandades supieran seguir ese camino de recuperación del patrimonio de una ciudad que normalmente, por desconocimiento, maltrata su riquísima historia. En Sevilla se caen los conventos, por el desinterés más absoluto  del Arzobispado y de eso que llaman sociedad civil, pero se doran y redoran retablos que no aportan nada o se cambian y recambian piezas para crear una Semana Santa cada vez más homogénea y vulgar en su estética.

8) ¿Algún libro que le gustase aconsejar a los Cofrades Sevillanos?
A pesar de las reediciones, el siempre desconocido “Semana Santa. Teoría y Realidad” de Antonio Núñez de Herrera, un ejemplo de escritura de vanguardia absoluta…hace ochenta años. Todavía hay muchos que no lo comprenden. Para la historia, siempre está bien la mirada a los clásicos, Bermejo por ejemplo. Y más que libros de cofradías, siempre recomendables los libros que van más allá, los referidos a la historia de Sevilla y del Arte: así se aprende a contextualizar.

9) ¿Su mejor obra escrita?
Supongo que estará por hacer. A cada libro le encuentro un porqué y creo que cumple su función. La Historia de Sevilla, mi primer libro, creo que sigue siendo una síntesis que permite acercarse en muy pocas páginas a la historia de la ciudad, algo que hicimos junto a Paco Robles y Álvaro Pastor en la “Historia de la Semana Santa sevillana”, que debería ser reeditado en estos tiempos de vacío editorial. Creo que con “Iglesias de Sevilla” cumplí con un libro necesario (afortunadamente muy vendido) para la divulgación general. En “Conventos de Sevilla” disfruté junto a Antonio Sánchez Carrasco descubriendo un mundo único en vías de desaparición por la desidia del Arzobispado y el analfabetismo cultural de los poderes de la ciudad. En “Teorías y realidades” me atreví con el humor y el sentido profundo de la Semana Santa. Creo que “Martínez Montañés, obra sevillana” es una síntesis al alcance de todos los públicos, con las fotos de Fran Silva, que acercará y motivará a nuevas investigaciones sobre la escultura sevillana. Con las monografías sobre el Gran Poder y la Macarena pretendí resumir, tarea difícil, la historia y el patrimonio de dos hermandades que definen a la ciudad. En otros libros, “Retrato de una dama”, “Las curvas de Venus”,  “Palabras como labios”… he intentado crear historias diferentes, desde la historia, el cuento, el microrrelato erótico o el ensayo.

10) La obra cumbre de la Imaginería Sevillana.
Jesús de la Pasión. Asombro de los siglos venideros.

Redacción: Jesús Cantos y Jesús Pérez.

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